Recientemente, tuve la oportunidad de presenciar una plática entre chefs, uno de ellos calificado como el mejor chef pizzero de México. Entre las varias curiosidades y temas interesantes que compartieron, el chef hablaba acerca del origen y preparación de la pizza. Para evitar adentrarme en temas que seguramente no conozco, solo comentaré el punto que más llamó mi atención: la pizza italiana puede ser, y es, saludable.
Mientras preparaba la masa base, comentó que el tipo de masa original con la que se hacen las pizzas contiene prebióticos. En ese momento, mis ojos se voltearon inmediatamente para poner mi atención en el tema. Se le llama masa madre y, según comentaba el chef, su ingesta regular puede mejorar la salud intestinal y la digestión.
Se sabe que la pizza forma parte de la dieta mediterránea y, como cualquier dieta, mientras exista un balance, no pasa nada si una o dos veces al mes elegimos un par de rebanadas de pizza casera. Por cierto, otro de los puntos que mencionó el chef fue que "menos es más" al referirse a los ingredientes que agregamos a este platillo italiano. ¡Con cuatro ingredientes es más que suficiente!
Así que, si estabas pensando en esas pizzas gruesas a las que hasta los dulces de la piñata les agregan, olvídalo. Mejor déjate llevar por una tradicional pizza napolitana, con arúgula y prosciutto o una con champiñones y aceitunas. Y para acompañar y evitar el hipo, yo pediría una soda sin azúcar o una agüita mineral, aunque dicen por ahí que los italianos la acostumbran con cerveza.
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